No se lo estoy pidiendo a nadie. Es una
de las muchas frases que merodean por mi cabeza por conocer el origen, de dónde viene y adonde va.
Me he informado en la red para conocer qué clase de teorías
circulan por ahí en torno a esa frase. Y hay varias.
La más extendida y en la que la mayoría coincide es la teoría del tabaco, que no la voy a explicar para no extenderme demasiado, quien tenga tiempo libre que le dedique unos minutos, y que deshecho de antemano, pues echar el cigarrito es una práctica habitual que se hace después de echar lo otro, no antes, que la nicotina deja mal sabor de boca a la hora de saborear los placeres sexuales.
Una muy curiosa, a partir de la cual he sacado mi propia
teoría, es la de los que defienden que viene de la frase religiosa "quia
pulvis es et in pulverem reverteris" interpretada por mí libremente para su
explicación y que se cae por su propio peso después de conocer la verdadera
traducción. Yo me hacía a la idea de que significaba "date la vuelta que te
empolvo la pelvis", pero mi latín vulgar e imaginario no coincide con el verdadero.
La citada frase es traducida y deformada
sexualmente para decir que polvo somos, del polvo venimos y en polvo nos
convertiremos.
Que del polvo, del acto sexual, venimos, es mentira, porque
Adán y Eva no vinieron de ese polvo divino, ellos fueron el origen de la vida
humana, pero no vinieron de un acto sexual, vinieron sí, como viene tu cuñado a comer un domingo a casa sin haberle invitado, de la noche a la mañana (el día no os sé decir, pero de la hora estoy seguro de que fue en buena
hora) como ese puto polvo que acampa a sus anchas en la lámpara del salón o
encima del televisor, para joder.
Ellos, la bíblica pareja, vinieron para joder ¿y el
polvo? para lo mismo, para joder, igualito que el cuñado, para joder-nos la mañana del sábado, la tarde
de un domingo, o el día menos pensado, pasando la bayeta. Es de esta expresión,
la de joder, de la que se ha tomado como sinónimo echar un polvo y no al revés.
O sea que el origen es joder, y después, allá por el
neolítico, quien tenía folla (suerte) y poseía una caverna adosada, se dedicó
a follar. Llegaron las casas con armarios de formica hasta el techo y se le
llamó fornicar. Al llegar los armarios al techo, éstos no acumulaban polvo y de ahí la no
utilización aún de la frase.
Y ya hoy en día y en las circunstancias de habitabilidad de un
piso normal se utiliza ya echar el polvo. Se sospecha que en los pisos de
protección oficial se echa el polvo con condón, por lo de la
protección.
Luego existe otra expresión usada por los esquimales y
moradores de esas curiosas viviendas llamadas iglús allá en los casquetes
polares que, evidentemente, es echar el casquete. Como dato científico para añadir al post, esta
gente tiene el más alto porcentaje de fecundaciones por la gran movilidad de sus
espermatozoides, ya que es la única forma de que entren en calor para no
quedarse congelados.
De lo puramente religioso sólo queda decir que el verbo
(joder) se hizo carne (yo no lo llamaría carne sino cursi) y habitó entre
nosotros con el nombre de hacer el amor. ¡¡Qué contrariedad!! Entonces...."ama
al prójimo como a ti mismo" = "jode al prójimo como a ti mismo". Religión
hipócrita, que ve la paja en el ojo ajeno, pero no la viga en el
suyo.
¡¡Coño!! que no puede ser, que joderse a sí mismo según mi
teoría sería masturbarse.
Y yo no me hago pajas en el ojo ajeno, (tuve dos vecinos
tuertos pero os juro que no hay motivos aparentes para pensar lo que estáis
insinuando )
Ni en las vigas de mi casa, que tienen agujeros, de polilla,
sí, pero no tan grandes como para sacarle punta al lapicero...
En fin...no sé si tendréis en vuestra mente alguna otra teoría
que a la mía eche por tierra (menuda polvareda se iba a liar)