martes, 9 de junio de 2015





































Coqueta mi doña Inés
todo el día ante el espejo
depilando el entrecejo,
más el monte de pendejos
repueblan todo el conejo
y en talar no hay interés.

Si de mi quiere gozar
y que le coma el cogollo
apárteme esos escollos
en forma de perifollos
que yo así no me la follo
no me vaya a lastimar.

Ay mi don Juan, qué equivoco de primera
que pa darle una sorpresa
con mi pócima francesa
me equivoqué de compresa
y en la entrepierna me pesa
toda esta pelambrera.

Folículos de nuevo cuño
esa pócima ha engendrado
como si hubiese abonado
de estiércol un campo ajado
y de lisos al rizado el cogollo se ha poblado
que no caben en su puño.

A su cometido error
póngale santo remedio,
solucione este fastidio
para sentir el asedio
de verga salir del tedio
o hágase la raya en medio
para evitar mi dolor.

Sabe bien amado mío
que me produce sonrojo
esta forma de cerrojo
arrebatando su antojo
y pongo el coño a remojo
para afeitarme el rastrojo
y clave en el su poderío.

Que me tiene enamorada
y a su dura alhaja imploro
y a ese par de onzas de oro
que hacen único su tesoro.
No habrá  pelo en ningún poro
que frene el celo de toro
y me deje bien gozada.

La pondré mirando a Yemen
y en sus nalgas solo escuche
el golpear de mis buches
cuando mi verga encapuche
en su depilado estuche
y no salga, hasta cubrirla de semen

Como si miro hacia Saja,
deme mi don Juan su hombría
hasta que fluya en mi ría
copiosa leche tardía
y me preñe de energía
para bailar en su verga la danza del sube y baja,