"Entrada ya en llanto la sed de mi tristeza vida mía, tú a bien calmar mis lágrimas supiste.
Libé el amor, en sorbos, que en cuerpo me ofreciste,
y el alma caída en brazos, alzó sin par belleza.
De ausente en la abundancia y presente en la pobreza
en tragos largos pagué caro el embuste,
purgando en bares la sed de un tiempo triste
sentí de nuevo en mí hallar la fortaleza.
No perece el día ni circunda la noche que invoque a tu hermosura,
y poseer en mis labios la espuma de tus besos.
Dejar atrás falso amargor bebiendo en tu dulzura;
hacer de tu presencia un brindis por mágico suceso
propiciando el ritual de amarte con locura.
En esta u otra parte, Hei, mi amor yo te confieso"
Se lo debía. La he nombrado algunas veces y se merecía esa poesía y este post, aparte de un monumento. No me basta sólo con amarla. No dudo que nadie le haya dedicado una oda, canción, poesía o todo un cuento de hadas a su cerveza favorita. Es una demostración más de ese amor apasionado hacia algo. Mis palabras van más allá; atraviesan esa bonita piel de hojalata y se adentran en el mundo real, dejando la fantasía para quien bebe sin saber lo que bebe una tarde noche o durante toda su vida. Yo sé lo que bebo y que lo que bebo no cae directamente a mi estómago, no me imaginéis con barriga cervecera entonces, sino que se va derecho al corazón, que ese sí que crece por ella y para ella. Notaréis que estoy bebido, sé que se nota, pero prefiero una buena borrachera de amor a una mala de alcohol. Os invito a que alcéis vuestras cervezas y brindemos cada uno por la nuestra. Chin chin
4 comentarios:
Me quedo con la frase "No me basta sólo con amarla"... desde luego nunca debemos bastarnos con eso por eso yo siempre voy pidiendo rondas de más.
Yo soy más de Absolut, mucho más eslavo. Él pone la guinda de todas mis noches de sábado, el único que no me falla.
Por cierto, podías HABER tenido la delicadeza de preguntarme si no me importaba que pusieras esa foto mía.
Agradéceme tú HABER ocultado ese tatuaje tuyo de tu Absolut bajo tu seno izquierdo(que por cierto no se quién te lo haría pero es absolut amente horrible, se parece más a un botijo que a un bottleman), con ese bañador verde tan precioso que te regalé para darte esos baños en ese Caribe espumoso. Como te he vestido, te puedo desnudar; no lo quisieras, ¿verdad?
Por regla general, los hombres que me preguntan eso antes suelen invitarme a un café.
Los hombres no tenemos reglas...¿o no es verdad que estoy harto de hacerte esa pregunta cada veintiocho días?
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