
En uno de mis primeros post relaté una versión, desde el punto de vista animal, del
concepto de la amistad insertando una pareja de canes en la Ronda del Marrubial haciendo sus necesidades sexuales. Esta vez quiero hacer algo similar, con animales, gallos y gallinas, pero para entender otro concepto, el concepto de la supervivencia. No me ha dado tiempo a instalar un gallinero en la Ronda para ilustrar el post así que le he dado colorido con "Pingüi", un ejemplar de gallo raro raro todavía virgen, y no es porque le falten oportunidades, ni ganas, ni gallinas, pero su peculiar postura y andares tipo Fraga le impide echar unos kikis. Ya os contaré algo de él, pero ahora al grano, que no falte grano, que las aves lectoras tienen hambre de post....
Una veintena de jóvenes gallinas compartían gallinero con un viejo gallo que de la edad arrastraba por los suelos los retorcidos espolones y denotaba falta de plumaje en determinadas partes del cuerpo, más visibles en alas y pechuga. Diariamente complacía de forma magistral a las veinte gallinas incluso a más de una la daba doble ración de caldo. Ya me entendeis. Sin embargo, la fertilidad de los huevos de las gallinas dejaba mucho que desear y el dueño decidió adquirir otro gallo más joven y vigoroso.
Y ese día llegó, y el joven gallo hizo acto de presencia en su nuevo gallinero delante de unas polluelas que se arreglaron el plumaje y se contonearon delante de él y cacareaban entre ellas lo guaperas que era y lo atlético de sus muslos y pectorales. El viejo gallo, con voz quebrada de tanto darle al kikiriki todas las mañanas, se acercó al joven gallo y le dijo:
- Bienvenido. Me alegro de conocerte, amigo. Supongo que siendo joven y fuerte como aparentas tendrás intención de hacerte el amo del gallinero, ¿no?
-Por supuesto abuelete, ¿algún problema?
-No, ninguno, claro está, sólo que entre compañeros...y delante de las damas... te ruego que no me dejes mal y me des una salida airosa ante esta situación, ¿comprendes?
-¿Qué propones, abuelo?
-Pues mira, dijo el viejo gallo, yo ya no estoy en disposición de pelear, tienes todas las de ganar, pero te propongo una carrera a tres vueltas alrededor del gallinero.
-Trato hecho! dijo el joven gallo, para liquidar cuanto antes el asunto de quien mandaba allí.
Se estrecharon las alas para sellar el trato, pero el gallo viejo le hizo una última petición:
- Estoy jodido del reúma y no me deja correr muy bien y para ser justos te pediría que me dieras media vuelta de ventaja.
-No hay problema, viejo, incluso una vuelta te doy de ventaja, para que veas que soy comprensivo.
-Agradezco tu generosidad, replicó el viejo gallo.
De ese modo empezó la carrera. Y antes de que el viejo gallo completara la segunda vuelta ya tenía al joven gallito pisándole los espolones cuando de repente se escuchó un gran estruendo y el gallo joven quedó patas arriba sobre un charco de sangre y una nube de plumas.
-¡¡Me cagüen la puta, dijo el dueño del gallinero con una escopeta aún humeante en las manos, el tercer gallo maricón que me venden esta semana!!