
Aleccionado por el lamentable episodio de mi memorial pérdida, ahora cada vez que tengo que hacer algo importante, procuro poner a refrescar mi memoria el día anterior. Lo hago en el frigorífico; pero creo que éste se está comportando como yo, se le olvidan sus obligaciones, y a Heineken, a mi rubia preferida y amor confeso, me la pone caliente cuando eso es precisamente lo que tengo que hacer yo al caer en mis manos ese frío objeto de deseo. Yo, padre ejemplar, que quería compartir y disfrutar de los placeres de la malta junto a mi hijo tuve que renunciar a ello y por consiguiente tener que ponerle los tapones a mi rubia Hei con cualquiera de esas otras que babean espuma por la lata en cualquier esquina sobre la barra de un bar. Me resultaba doloroso tener que engañarla para saciar mi deseo, pero tenía que hacerlo, y de paso aprovechar el momento para enseñarle la maravillosa luz de estos días a mi pequeño, que ya iba siendo hora de que conociese los secretos de la calle y cesara ese bombardeo de preguntas tan complicadas de responder y de explicar a un niño tan especial. Lo de su existencia, que yo puse la semillita de sicilio en el circuito integrado de su madre electrónica y que a los nueve meses de soldaduras y tal y tal y tal, no se lo tragó ni con pilas alcalinas. Papá por favor, me dejó escrito en su retroiluminada pantalla de LCD, no seas ingenuo, no me vengas con cuentos , los dos sabemos que desciendo del mono, mi especie ha ido evolucionado a mucha distancia a través del mono, del monomando, y ahora soy lo que soy, El Mando de tu Distancia y tú eres el que eres, somos lo que somos.
Ya fuera de casa, charlábamos animadamente mientras caminábamos por la calle, cuando nos encontramos delante de nosotros a una pareja de perros que hacía perrerías sexuales en plena acera. Rodeándolos para no molestar de su disfrute carnal y a la vez acelerando el paso para que el pequeño no se detuviera en esos detalles y no causarle ningun trastorno psicoelectrónicosexual, (no estaba dispuesto a que se le quedara grabada la escena y a la hora del zapping sólo me encontrase con pelis porno en todos los canales o documentales del National Geographic informando del apareamiento de los monos), conseguimos entrar en un bar próximo. Sin embargo, desde todas las ventanas podía observarse el polvo canino y la curiosidad mató a mi pequeño, y me preguntó qué hacían esos animales. Le respondí tal como me lo contaron a mí:
-Hijo, mira, ¿ves ese perro que está debajo? está ayudando a cruzar la calle a su mejor amigo llevándolo encima porque tiene una pata rota; es lo que entendemos por amistad.
-Por los chips que no me engendraron papá, ¿qué clase de amistad es esa si cuando le ofreces la ayuda a tu mejor amigo ya te está dando por el culo?
Al leer contundente respuesta, dije:
-Camarero, por favor.... ¡dos Keler, que coño!, porque somos como somos.
7 comentarios:
Tu foto es la causante de que haya estado a puno de perder el conocimiento de la risa, que suerte haberme muerto con vistas al Marrubial. Los impúdicos canes no respetan ni el suelo público, luego fardan de leer a Trosky...
Muy acertado eso de educar a tu vástago en el dogma de los bares cerveceros y sin los tabúes del sexo, a este paso vas a convertirte en un referente paterno tal y como en su día fuera Ángel Cristo, sólo que cambiando una rubia por otra (Bárbara Rey por la Rubia Hei).
La concepto de la amistad es más profundo...aunque ¡qué coño! no hay nada más profundo que la sodomía.
Correción de las faltas de ortografía en mi anterior comentario:
1. Punto (línea 1)
2. Qué (línea 2)
3. El (línea 12)
Esos errores de imprenta....muy bien corregidos, ;-)
Te pasa por escribir de(p)risa. Sosiégate cuando veas sexo canino. Por cierto, a los canes los veo un poco desproporcionados(tirando a grandes)en relación a la foto original, quizá por ello es lo primero que salta a la vista, pero bueno, eso es lo que yo buscaba.
Cariño, he agrandado al perro
jaaaaaaajajajajajajajajajajjajajajajajjajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajaj
Sí, ja ja ja.
En el próximo post si que te vas a reir, te lo prometo; echarás hasta la vejiga si no la sujetas con fuerza. Pero no adelanto ná, no te empieces a meá.
De acuerdo, ahora que se me hará eterno.
Eterno también se me(h)ará, y si no ya se lo preguntaremos.
Resiste.
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