miércoles, 9 de septiembre de 2009

Versos versus berzas


Algunas veces, cuando las primeras notas musicales de una hermosa canción, a modo de truenos, anuncian el comienzo de una tormenta de silencio y relajación después de dejar hechos los deberes, el sofá y la televisión intentan atraparme en sus viciosos tentáculos. Con esa música convertida ya en diluvio total de paz y armonía sólo el sofá es capaz de engullirme en su descomunal panza. Cómodo y empapado hasta el cogote de silencio, frente a mí, la televisión intenta rompérmelo con sus desafiantes imágenes y sonidos. Es entonces cuando despliego el menú principal de El Mando De Tu Distancia y me voy a la opción "versos versus berzas" tratando de impedir engancharme a la verdulería diaria de la televisión e intento programarme un poema de producción propia una vez anuladas las imágenes televisivas. A veces, las menos, lo consigo, las más, el pobre sofá tiene que soportar horas mi pesada digestión y yo, en blanco.

Una de las menos, por título "Haciendo poesía":

Tú y Yo. Almas eternas, del amor víctimas.
Desnudos. En lo alto de una rama,
de pie, en el suelo, al remanso de una cama,
escribimos poesía. Poesía íntima.

Acaricio tus letras, descubro tu rima
y mi verso escribe. Rápido. Veloz telegrama
al tiempo que radiante se proclama,
dispuesto, a sentirte, cómplice, encima.

Pájaro celeste. En lo alto de la cima
revoloteas, y al rato, te deslizas al placer
piel con piel, arrastrándome al caer
abrazado a ti, hacia el fondo de tu sima.

Fuego en nuestra piel, atraídos por el clima.
Aguaceros de pasión, lejos de cesar de llover.
Húmedos cuerpos, cercanos a entumecer.
Tú y Yo, componemos poesía. Poesía íntima.

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