miércoles, 14 de octubre de 2009

No son las del juicio

Después de una semana larga el último post ya empiezaba a oler mal (0 comentarios)y decidí cambiarle el pañal a la criatura. Nada más fácil que ponerlo boca arriba, abrirle la tapa de los canales y zapear buscando algo nuevo e interesante. ¡Qué horror! Belenes en todas las cadenas y aún las Navidades quedan lejos....
Andaba yo muy necesitado, con el cebo de las ganas en el anzuelo preparado para pescar un buen mejillón (me decía un buen amigo homosexual, que en esto del fornicar y el cagar todo parecido entre sí es pura realidad cuando de cuestión de ganas se trata, que por mucho que te metas el dedo en el culo no las vas a quitar) y opté por el camino más rápido: el periódico. No, no, no regalaban esta vez una muñeca hinchable recortando los cupones y pegándolos en la cartilla correspondiente, pero quien sabe, todo se andará, los publicistas nos sorprenden siempre.... Hay risas y hay risas. Yo me parto el culo leyendo los post y los comentarios de mi vecina de blog y por eso no soy homosexual. Incluso me hacen llorar de la misma y no quiere decir que haya perdido un ser querido, al contrario, he hallado más arrugas alrededor de mis ojos. Una misma situación, dos reacciones diferentes. Hay sonrisas tímidas y hay carcajadas. Si al acostarte con una mujer desconocida y ve tu sueño hecho una fatalidad disimuladamente ella acepta con una sonrisa tímida la realidad que le espera, o a carcajada limpia espera que se esfume el sueño antes de hacerse realidad y se marcha. No te rías de quien parece reirse. Escuchar a un tartamudo pedir en un bar jamón no es excusa para reirse. Que la risa se contagia lo sabemos, pero su "ja ja ja ja" previo a "jamón" no produce ningun contagio sino pena y por tanto debemos de tener en ese momento las mandíbulas en la posición of. Cuando el camarero responda "ja ja ja ja ja ja ¿jabugo?" entonces ya.....

Perdonad que no termine mis historias pero es que tampoco puedo ni terminar los filetes de ternera con toda la guarnición que a Hei se le ocurra cocinar. Os preguntaréis que tienen en común el escribir con el comer, pues para mí es bien fácil: las muelas. La culpa es del dolor de muelas que arrastro, que hasta tecleando se enfurecen aún más. Dadme tiempo y volveré a hincar el diente a un nuevo post....y con foto...

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